Cierta vez en la que un científico anciano se paseaba por una playa al despuntar el día, divisó a lo lejos a un joven que parecía bailar entre la playa y la arena.
El anciano se dijo: "Voy a acercarme a este joven que parece celebrar con tanta alegría la llegada de un nuevo día".
Al llegar hasta donde estaba el joven se dio cuenta de que el joven recogía estrellas de mar de la arena y las lanzaba de nuevo al agua.
El anciano entonces preguntó: "Disculpe joven, pero ¿por qué hace Ud. eso?",
a lo que el joven respondió: "La marea está bajando y las estrellas están quedando atrapadas en la arena, Yo las devuelvo al mar".
El anciano exclamó: "Pero eso no tiene ningún sentido, la playa es enorme y son demasiadas estrellas".
El joven entonces se dobló, recogió una estrella, la lanzó al mar y respondió: "para ésa, tuvo sentido".
Reflexión
¿Que intenta explicar este cuento? Muchas veces somos nosotros mismo los que nos ponemos límites ante un gran reto, que requiere gran esfuerzo, preferimos escondernos tras el miedo a no conseguirlo y rendirnos sin intentarlo. En el cuento se intenta transmitir que cualquier acción, hasta la más pequeña que contribuye a ese reto es un paso para conseguirlo, es una diferencia en sí mismo. Dividiendo tu reto en pequeños logros, cumpliendo objetivos, podrás acercarte a tu reto, pero no te rindas, que el tamaño del mismo no te desmotive para ir avanzando con pequeños pasos.
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