Mientras soñaba Un espacio para compartir todo aquello que se me pase por la cabeza. Pensamientos, viajes, naturaleza, cocina, moda, música... ¡Anímate a soñar conmigo!

jueves, 27 de febrero de 2014

Senda de los Arrudos

Una de las rutas más bonitas que he recorrido es la que os voy a incluir a continuación. Discurre dentro del Parque Natural de Redes, en Asturias y las imágenes fueron tomadas a mediados de septiembre del 2012.
Comenzamos la ruta en el pueblo de Caleao, en una pista que sale poco antes del mismo, al lado de la carretera. Nosotros dejamos el coche justo al inicio, donde había bastante aparcamiento libre, al lado de un área recreativa.


El primer tramo es una pista en muy buen estado, llana y que atraviesa prados cercanos al río Los Arrudos.Después de cruzar varios puentes, pasamos por delante de esta bonita cabaña al lado del río.




Al seguir avanzando, vemos que la pista se transforma en tierra y que al fondo, a pesar de la niebla, se adivina el desfiladero de los Arrudos. Añado unas cuantas fotos más que dan cuenta del frescor y la belleza de esta ruta, aún sin haber llegado al desfiladero.






Más adelante, nos encontramos un letrero en el cual se explica el origen del nombre de esta ruta. Arrudos eran unas varas de acebo de unos 2,5 mts., que tienen clavadas perpendicularmente estacas a forma de cruz, de manera que hacen peldaños y se utilizaban por los ganaderos de la zona para subir por las peñas antes de construir el camino. 
Cartel explicativo Arrudos

Posteriormente, atravesamos uno de los puentes característicos de esta ruta, ya dentro del desfiladero, se llama el puente de la Fuminosa. A continuación, comienza un trecho con un pequeño ascenso donde podemos observar por doquier el animalillo que estamos viendo, la salamandra. Era un día que lloviznaba (orbayaba u urbayaba) y estaban en el medio del camino muy a gustito con la humedad. 

Puente la Fuminosa




Salamandra
El camino es de continua subida pero muy ligera. Nuestro próximo punto significativo es el lugar donde se encuentra la siguiente cabaña en  El prendeoriu.

Prendeoriu

Un poco más adelante, encontramos la fuente Manuela Antonio, con una teja para facilitar la recogida de este agua pura.


 Después de pasar por esta fuente continuamos por el estrecho sendero situado en un frondoso bosque y muy cercano al río Arrudo.



Un poco más adelante, llegamos al puente de La Calabaza de Abajo, de madera y que se encuentra reforzado pero que mete miedo atravesarlo!

Puente Calabaza de Abajo
 A partir de aquí surge unos peldaños en ascenso pronunciado denominados El Escalerón... aunque hicimos gran parte, como se nos hacía de noche dimos la vuelta más o menos en este punto...una pena, nuestra idea hubiera sido llegar hasta la Fontona, donde se encuentran las fuentes que llevan parte del agua que bebe Gijón.




sábado, 22 de febrero de 2014

Es un mito lo de comprar ropa premamá.


Pues si, es un mito el que tengas que comprarte ropa por quedarte embarazada. Eso sí, siempre que te gusten los vestidos como a mí, que hacía que no me ponía un pantalón siglos... Pues eso, que con algún vestido con tejido elástico, otro con un corte imperio, otro con una goma en la cintura y mucho vuelo... voilà, pasas medio embarazo o casi entero con tu ropa... bueno y un chándal con una cinturilla cómoda y una camiseta que continuo utilizando ahora mismo (ajustado el pantalón con cordón, jeje).


Vestido Cortefiel (temporadas anteriores)


Vestido Springfield (temporadas anteriores)


Vestido Cortefiel (temporadas anteriores)

Camiseta y pantalón Decathlon (PV 2013)


Vestido Mabara, tienda local (temporadas anteriores)

Falda H&M (temporada PV 2013) Camiseta Cortefiel (temporadas anteriores)

Eso sí, lo que presta ponerse un vestido de embarazada y verse esa barriga redondita no te lo quita nadie, mi vestido favorito este verano pasado:


En cuanto a ropa de premamá o yo he sido poco hábil o tampoco he encontrado gran cantidad de ella y que me sirviese para ir a trabajar. En sitios como El Corte Inglés, prácticamente todo era tipo chándal, ¿no hay embarazadas que trabajen hasta el último día? ¿Se creen que se puede trabajar en chándal? ¿Tenemos que ir hechas un adefesio por estar embarazadas? Tampoco en otras tiendas encontré gran cosa. No es que la ropa que yo compré fuese muy formal, pero al menos tenía un pase. Los mejores sitios y baratos, puesto que es algo que usaremos un par de meses o tres a lo sumo, C&A y H&M. Este vestido, que me encantó porque resaltaba la barriga muy cómodo y con mis colores de verano, es de H&M. También me compré una minifalda vaquera en el C&A y una falda de algodón del H&M, esa fue toda mi inversión en ropa premamá.



domingo, 16 de febrero de 2014

El Gengis Khan y el halcón

Genghis Khan, rey mongol, cuando descansaba de sus guerras, salió a cabalgar por los bosques con halcones para cazar, y al ser un día caluroso, tenía sed cuando vio agua goteando de una roca. Tomó un tazón de barro para llenarlo y ya se disponía  a beber cuando oyó un silbido y sintió que le arrebataban el tazón de las manos. El agua se derramó. Era su halcón preferido, que ahora estaba arriba, en la roca de donde bajaba agua. Intentó volver a llenar el tazón y se repitió la escena. El rey desenvainó la espada mientras ponía el tazón en el hilillo de agua: “Amigo halcón, esta es la última vez”. Cuando el halcón bajó y le arrebató el tazón de la mano, con una rápida estocada hirió al ave, que cayó sangrando a sus pies. “¡Ahora tienes lo que te mereces!”, dijo. Y al ver que su tazón al caer se había roto, decidió trepar por la roca de donde goteaba el agua, para beber directamente allí. Había un charco con mucho agua, pero ¿qué había en el charco? Una enorme serpiente muerta, de la especie más venenosa. El rey se detuvo. Olvidó la sed. Pensó sólo en el pobre halcón: “¡me salvó la vida! ¿Y cómo le pagué? ¡Era mi mejor amigo y lo he herido!”. Bajó la cuesta, tomó suavemente al pájaro y lo llevó a palacio para cuidarlo, diciéndose: “Hoy he aprendido una lección, y es que nunca se debe actuar impulsado por la furia”.


jueves, 13 de febrero de 2014

Leyenda árabe


Dice una leyenda árabe que dos amigos viajaban por el desierto.
En un determinado punto del viaje discutieron, y uno le dio una bofetada al otro. El otro, ofendido y sin nada que decir, escribió en la arena:
HOY, MI MEJOR AMIGO ME PEGÓ UNA BOFETADA EN EL ROSTRO.

Siguieron adelante y llegaron a un oasis donde resolvieron bañarse.
El que había sido abofeteado y lastimado comenzó a ahogarse, siendo salvado por el amigo. Al recuperarse tomó un estilete y escribió en una piedra: HOY, MI MEJOR AMIGO ME SALVÓ LA VIDA.

Intrigado, el amigo preguntó: ¿Por que después que te lastimé, escribiste en la arena y ahora escribes en una piedra?
Sonriendo, el otro amigo respondió: "Cuando un gran amigo nos ofende, deberemos escribir en la arena donde el viento del olvido y el perdón se encargaran de borrarlo y apagarlo; por otro lado cuando nos pase algo grandioso, deberemos grabarlo en la piedra de la memoria del corazón donde viento ninguno en todo el mundo podrá borrarlo".

UNA GRAN FRASE: "Se necesita solo de un minuto para que te fijes en alguien, una hora para que te guste, un día para quererlo, pero se necesita de toda una vida para que lo puedas olvidar". Manda esta frase a todas las personas a las que jamás olvidarás, y recuerda mandarlo también a quien te lo mandó. Sólo para demostrarle que jamás lo olvidarás




martes, 11 de febrero de 2014

Que nos estamos perdiendo

¿De cuantas cosas nos estamos perdiendo?

Un hombre se sentó en una estación de metro en Washington DC y comenzó a tocar el violín, era una fría mañana de enero. Interpretó seis piezas de Bachdurante unos 45 minutos. Durante ese tiempo, ya que era hora pico, se calcula que 1.100 personas pasaron por la estación, la mayoría de ellos en su camino al trabajo.

Tres minutos pasaron, y un hombre de mediana edad se dio cuenta de que había un músico tocando. Disminuyó el paso y se detuvo por unos segundos, y luego se apresuró a cumplir con su horario.

Un minuto más tarde, el violinista recibió su primer dólar de propina: una mujer arrojó el dinero en la caja y sin parar, y siguió caminando.

Unos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escucharlo, pero el hombre miró su reloj y comenzó a caminar de nuevo. Es evidente que se le hizo tarde para el trabajo.

El que puso mayor atención fue un niño de 3 años. Su madre le apresuró, pero el chico se detuvo a mirar al violinista. Por último, la madre le empuja duro, y el niño siguió caminando, volviendo la cabeza todo el tiempo. Esta acción fue repetida por varios otros niños. Todos sus padres, sin excepción, los forzaron a seguir adelante.

En los 45 minutos que el músico tocó, de las 1.070 personas que pasaron, sólo 6 personas se detuvieron y permanecieron por un tiempo. Alrededor del 27 le dieron dinero, la mayoría sin pararse.

Se recaudó $ 32. Cuando terminó de tocar y el silencio se hizo cargo, nadie se dio cuenta. Nadie aplaudió, ni hubo ningún reconocimiento.

Nadie lo sabía, pero el violinista era Joshua Bell, uno de los músicos más virtuosos del mundo. Él había interpretado sólo una de las piezas más complejas jamás escritas, en un violín por valor de 3,5 millones de dólares. Todo era un experimento del periódico de la capital estadounidense The Washington Post.

"Era una sensación extraña, la gente me estaba... ignorando", declara Bell al Post. El virtuosos asegura que habitualmente le molesta que la gente tosa en sus recitales, o que suene un teléfono móvil; sin embargo, en la estación de metro se sentía "extrañamente agradecido" cuando alguien le tiraba a la funda del violín unos centavos.

Sólo una persona se detuvo seis minutos a escucharle, aunque no lo reconociese. El treintañero John David Mortensen, funcionario del Departamento de Energía de EEUU, quien declara al periódico que la única música clásica que conoce son los clásicos del rock. "Fuera lo que fuera" lo que estaba tocando el virtuoso, declara Mortensen, "me hacía sentir en paz". Y sólo una mujer reconoció al intérprete y le dijo que ya le había escuchado en la Biblioteca del Congreso, y que recordaba aquel concierto como maravilloso.

Dos días antes de su forma de tocar en el metro, Joshua Bell agotó en un teatro en Boston, donde los asientos tuvieron un promedio de $ 100.


Si no tenemos un momento para detenerse y escuchar a uno de los mejores músicos del mundo tocando la mejor música jamás escrita, ¿cuántas otras cosas nos estamos perdiendo?