El hombre fue llevado a juicio, ya conociendo que tendría escasas o nulas chances de escapar al terrible veredicto ¡la horca!
El juez también complotado cuidó no obstante de dar todo el aspecto de un juicio justo, por ello dijo al acusado:
-Conociendo tu fama de hombre justo y devoto del Señor, vamos a dejar en manos de Él tu destino. Vamos a escribir en dos papeles separados las palabras culpable e inocente. Tu escogerás y será la mano del Dios la que decida tu destino.
Por supuesto el mal funcionario había preparado dos papeles con la misma leyenda “culpable”, y la pobre víctima, aún sin conocer los detalles, se daba cuenta que el sistema propuesto era una trampa.
No había escapatoria. El juez conminó al hombre a tomar uno de los papeles doblados. Éste respiró profundamente y quedó en silencio unos cuantos segundos con los ojos cerrados y cuando la sala comenzaba ya a impacientarse, abrió los ojos y con una extraña sonrisa tomó uno de los papeles y llevándolo a su boca lo engulló rápidamente.
Sorprendidos e indignados los presentes, le reprocharon airadamente:
-Pero, ¿qué hizo? Y ahora, cómo vamos a saber el veredicto?
-Es muy sencillo- respondió el hombre. Es cuestión de leer el papel que queda y sabremos lo que decía el que me tragué-.
Con rezongos y bronca mal disimulada debieron liberar al acusado y jamás volvieron a molestarlo.
Moraleja: Sea creativo. Cuando todo parezca perdido, use la imaginación. “En los momentos de crisis sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”.
En momentos de crisis es cuando nuestro ingenio se agudiza y las ideas fluyen con más intensidad. La escasez de recursos, la velocidad de los acontecimientos, la incertidumbre continua, nos lleva a salir de nuestro centro de confort y a ser más creativos. Qué fácil es decirlo y como cuesta hacerlo, pero se gana, siempre ganas conocimiento y experiencia.
Un placer haberte encontrado es de madrugada gracias por compartir momentos un abrazo de mi blog al tuyoa
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