El plato de hoy es muy completo, estamos mezclando los hidratos de carbono de absorción lenta que nos aporta la pasta y las propiedades nutritivas del pescado. Las beneficiosas cualidades del salmón lo han convertido en uno de los clásicos entre los pescados azules, fresco o ahumado es uno de los más solicitados. Por cierto, para no variar, es un plato que además de completo en cuanto a sus cualidades nutritivas, no exige para nada ser un chef o un cocinero profesional, es muy sencillo de elaborar.
Recuperando la tradición de otras entradas de recetas, me gustaría detallar un poco el contenido nutricional de la misma, pues creo que siempre es importante tener en cuenta los factores positivos (o negativos) que pueda tener una receta.
Información nutricional
La pasta es un alimento hecho a base de harinas de trigo y otros elementos en menor cantidad (como sodio) el cual podemos definir como una fuente alta de carbohidratos en nuestra dieta (cabe señalar que la dieta ideal debe de contener un mayor numero de carbohidratos que de proteínas y grasas), se exalta su bajo contenido de grasas y sus grandes propiedades en el organismo. La pasta por si sola contiene vitaminas E y B (en muchas ocasiones encontraremos que están adicionadas y enriquecidas), además de contener un porcentaje aceptable de fibras.
Los beneficios de la pasta, se podrian resumir en los siguientes:
Baja los niveles de colesterol
Ayuda a regular los niveles de azúcar en la sangre
Su consumo es ideal para personas hipertensas
Ayuda a mantener el peso corporal en cantidades adecuadas
El salmón es un pescado azul o graso que aporta unos 11 gramos de grasa por cada 100 gramos de carne, un contenido similar al de las sardinas, el jurel o el atún. La grasa es rica en omega-3, que contribuyen a disminuir los niveles de colesterol y triglicéridos plasmáticos, y además aumentan la fluidez de la sangre, lo que previene la formación de coágulos o trombos. Por este motivo, se recomienda el consumo habitual de salmón a la población general, y en particular en caso de trastornos cardiovasculares. El salmón es una excelente fuente de proteínas de alto valor biológico, al igual que el resto de pescados.
En cuanto a vitaminas, destaca la presencia de algunas pertenecientes al grupo B como la B2, B3, B6 y B9 y B12. Éstas permiten el aprovechamiento de los nutrientes energéticos, es decir, hidratos de carbono, grasas y proteínas e intervienen en procesos de gran importancia (formación de glóbulos rojos, síntesis de material genético, funcionamiento del sistema nervioso y del sistema de defensas, etc.). No obstante, la cantidad presente de estas vitaminas no es muy significativa si se compara con otros alimentos ricos en estos nutrientes.
La riqueza en grasa del salmón hace que contenga cantidades interesantes de algunas vitaminas liposolubles como la A y la D. La A contribuye al mantenimiento, crecimiento y reparación de las mucosas, piel y otros tejidos del cuerpo. Además, favorece la resistencia frente a las infecciones, es necesaria para el desarrollo del sistema nervioso y para la visión nocturna. También interviene en el crecimiento óseo, en la producción de enzimas en el hígado y de hormonas sexuales y suprarrenales. La vitamina D regula los niveles de calcio en la sangre y favorece la absorción y fijación de este mineral en los huesos.
Es fuente de magnesio y yodo, y su contenido medio de hierro es inferior al de la mayoría de los pescados. El magnesio se relaciona con el funcionamiento de intestino, nervios y músculos. También forma parte de huesos y dientes, mejora la inmunidad y posee un suave efecto laxante. El yodo es indispensable para el buen funcionamiento del tiroides , así como para el crecimiento del feto y el desarrollo de su cerebro.
Detalle de la elaboración
Ingredientes
500 g de tallarines
2 lonchas gruesas (alrededor de 2 cm ancho) de salmón fresco (en mi caso, congelado)
250 ml de nata para cocinar
1 cucharadita de eneldo picado
sal y pimiental (al gusto)
2 dientes de ajo
agua abundante para cocer la pasta
4 cucharadas de aceite de oliva virgen extra
Preparación de la salsa de nata y salmón
Lavamos el salmón y le quitamos la piel. Lo secamos para eliminar bien el agua sobrante, para evitar que la suelte en la salsa y que esta nos quede más ligera de lo esperado.
Cortamos el salmón en dados y lo reservamos en un plato.
Pelamos y cortamos muy finos los dientes de ajo. Es necesario eliminar la parte central, donde germina, para evitar que nos repita su sabor. Vertemos un buen chorro de aceite de oliva en una sartén y pasamos el ajo a fuego lento durante unos dos minutos, hasta que empiece a tomar un color dorado.
Por otro lado, salpimentamos al gusto los dados de salmón y los añadimos a la sartén con el ajo, remosvemos todo con la cucharta de madrea durante 2-3 minutos. Finalmente, espovoreamos por encima la cucharada de eneldo picado y añadimos la nata líquida. Vamos meclando todos los sabores bien, dejando que vaya reduciendo la salsa hasta que comience a burbujear, que será cuando la retiraremos del fuego.
Corregimos el sal si hiciera falta y agitamos la sartén suavemente para integrar bien los sabores de la salsa. Un truco para que nos quede mejor el plato es tener la salsa de nata y salmón ya lista antes de que la pasta se añada al agua. La salsa debe esperar a los tallarines y no al revés.
Calentamos el agua con una cucharada de aceite y sal en una cazuela e incorporarmos la pasta cuando el agua hierva. A continuación, añadiremos la pasta, siempre junta y la removemos con una cuhara de madera para que los tallarines no se peguen y queden sueltos. Los dejaremos en cocción tanto como recomiende el fabricante. Una vez transcurrido este tiempo, escurrimos la pasata y la juntamos con la salsa de salmón dejandolo a fuego lento y removiendo para que la pasta vaya adquiriendo el sabor de la salsa incorporada.
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