viernes, 26 de agosto de 2016

El País de las Cucharas Largas

Hoy quiero compartir con vosotros una parte de un cuento de Jorge Bucay, titulado “El País de las Cucharas Largas”, espero os sirva de inspiración y reflexión.

Un viajero llegó a una casa cuyo cartel en la puerta anunciaba:
Este pequeño país consta de dos habitaciones llamadas negra y blanca. Para recorrerlo debe avanzar por el pasillo hasta donde se divide y girar a la derecha si quiere visitar la habitación negra o a la izquierda si lo que quiere es conocer la habitación blanca.

El hombre avanzó por el pasillo y giró a la derecha. Nada más dar los primeros pasos, empezó a escuchar los primeros quejidos que provenían de la habitación negra. Llego a la puerta, la abrió y entró. Sentados en torno a una gran mesa había cientos de personas. En el centro de la mesa se veían los manjares más exquisitos que cualquiera pudiera imaginar y aunque todos tenían una cuchara con la que alcanzaban el plato central, ¡¡se estaban muriendo de hambre!! El motivo era que las cucharas eran el doble de largas que sus brazos y estaban fijadas a sus manos. De este modo, todos podían servirse, pero nadie podía llevarse el alimento a su boca. La situación era tan desesperada y los gritos tan desgarradores, que el hombre dio media vuelta y se marchó de allí precipitadamente.

Volvió a la sala central y tomo el pasillo a la izquierda que conducía a la habitación blanca. La única diferencia era que no se oían gemidos ni quejidos por el camino. Abrió la puerta y entró. Cientos de personas se encontraban también sentadas en torno a una gran mesa. 

También en el centro se veían manjares exquisitos y todas las personas tenían fijadas a sus manos cucharas el doble de largas que sus brazos. Pero allí nadie se quejaba ni lamentaba. Nadie se moría de hambre porque, ¡todos se daban de comer los unos a los otros!El hombre sonrió, se dio la vuelta y salió de la habitación blanca.


La historia de hoy creo que es fácilmente asimilable a nuestra vida laboral. Muchas veces nos centramos en nuestros objetivos y metas personales que no pensamos en que quizás ayudando al desarrollo de otras personas no estamos ayudando a nosotros mismos. 

Hablamos también de lo difícil que es encontrar un trabajo y que es necesario apoyarnos en nuestro entorno, no porque nos lo puedan ofrecer, sino por nuevas ideas y apoyo que nos pueden abrir a nuevas rutas o alternativas laborales.

Por otro lado, en mi caso que trabajamos mucho en equipo creo que el hecho de aunar fuerzas en un grupo con un fin común es indispensable, no tiene por qué ser fácil, pero nos permite conseguir ciertos propósitos que individualmente nos sería mucho más difícil.


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Sueña conmigo...