martes, 16 de agosto de 2016

El Roble y el Junco

Cuentan que una vez crecieron juntos un junco y un roble. Al cabo del tiempo el roble se hizo un enorme y engreído árbol que menospreciaba al junco burlándose de esta manera:

- ¡Qué pequeño y débil eres!. Ni siquiera tienes ramas y tu tronco no aguantaría ni un cuarto de kilo. Yo, sin embargo, soy grande, tengo poderosas ramas y mi tronco es mil veces más robusto que el tuyo. No sé ni siquiera por qué te hablo. -

El junco ni se inmutaba ante tales palabras, mas se entristecía de que su compañero, el roble, estuviese tan pagado de sí mismo.

Un día un tornado arrasó la comarca y mientras que el roble se oponía a la virulencia del aire con todo su vigor, el junco se plegaba. Tan fuerte era el tornado, que terminó arrancando el roble.

Cuando llegó la calma, el junco se mantenía en pie porqué no se opuso frontalmente a la enorme fuerza que les atacaba, sino que la supo eludir, mientras que el roble cayó por creerse invulnerable, terminando por convertirse en leña para los leñadores. Al verlo el junco se decía:

- Tanta vanidad y soberbia ¿de qué te han servido? Tu inflexibilidad ante el tornado te ha llevado a tu propia caída.

Metáfora: el junco supo dialogar con el viento, en cambio el roble actuó con vasto orgullo que le llevo a romperse. “Hablando se entiende la gente”


4 comentarios:

  1. Bonita metáfora! Un besazo.
    http://solaanteelespejo.blogspot.com.es/

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    1. ¡Gracias por pasarte por mi blog, me alegro que te guste!
      Besos,
      Marta

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  2. Excelente. Bueno para reflexionar! Saludos

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    1. Me encanta que te guste jackie, ¡muchas gracias por comentar!
      Un saludo,
      Marta

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