Como ya sabréis por alguna de mis entradas anteriores en el blog, si hay una estación que me encanta y que me llama a disfrutar de la naturaleza es el otoño, esa estación en la que miles de hojas caídas se agolpan en los caminos y en los bosques. A veces están secas y otras brillan con el efecto de la lluvia, y los ríos y arroyos las transportan a modo de lecho vegetal multicolor.
Y que decir en Asturias, los cambios de estación enriquecen el paisaje, con nuevas sensaciones en la naturaleza, disfrutando del embrujo ocre/rojo/naranja que se apodera de los bosques, con ese olor característico, húmedo, puro y limpio que desprende el monte en esta época. Es el olor típico de cuando moja el orbayu (lluvia fina). Y como no animarse a recoger los frutos de temporada, las castañas y los avellanas. (Ummm el olor que desprende la casa con unas buenas castañas asadas, que cosa más rica por Dios).
Centro de Interpretación de la Reserva Natural de Muniellos |
Esta y sucesivas imágenes corresponden con el pueblo de Monasterio de Hermo |
Embalse de Pilotuerto (Tineo) |
Robles, hayas, castaños, nogales, abedules y un largo etcétera de especies vegetales autóctonas convierten los bosques y su entorno en el mejor espectáculo otoñal.
Tu otoño asturiano tiene que incluir sí o sí un paseo por los bosques, porque un vistazo a estos lugares encantadores te dejará encantado, además de ser una fuente de salud y disfrute.
Los montes de Cangas del Narcea, y por supuesto la Reserva de Muniellos, son un buen ejemplo de cómo se pone de vigoroso el corazón de los bosques asturianos en otoño… esto es lo que os traigo hoy, un pedacito de la reserva de Muniellos, el cercano pueblo de Monasterio de Hermo y un pedacito precioso de Tineo, el embalse de Pilotuerto. Espero os gusten las imágenes que hoy nos hacen viajar hasta la Asturias otoñal. ¿Soñamos?
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