miércoles, 26 de junio de 2019

Papi, ¿tienes tiempo?

Papi ¿Cuánto ganas? Dijo el pequeño con voz tímida fijando sus expresivos ojos en su agotado padre que llegaba del trabajo.

 -"No me molestes, hijo. ¿No ves que vengo muy cansado?"
 -"Pero, papi. Dime por favor ¿Cuánto ganas?" Insistió.
 -"sesenta euros al día". Respondió el hombre irritado con tal de quitárselo de encima.
 – El niño se cogió su saquito y le dijo: "Papi, ¿Me prestas treinta euros?"

El padre monto en cólera y tratando con brusquedad al niño, le dijo: – "Así que para eso querías saber cuánto gano. Vete a dormir y no me estés molestando, muchacho aprovechado".
Ya había caído la noche cuando el padre se puso a meditar sobre lo ocurrido. El incidente lo hizo sentirse culpable. Tal vez su hijo quería comprar algo… Había estado muy ocupado en el trabajo últimamente y no estaba al tanto de los acontecimientos del hogar. Queriendo descargar su conciencia dolida, se asomó a la habitación del pequeño.
 -"Hijo ¿Estas dormido?" El niño abrió los ojos a medias. "Aquí tienes el dinero que me pediste. ¿Para qué lo querías?"
 – El hijo metió la manita debajo de su almohada y saco varios billetes arrugados. – Es que quería completar lo que me faltaba. ¿Me vendes un día de tu tiempo? Tengo ganas de estar contigo. De hablar contigo. A veces me siento muy solo. Y tengo envidia de otros chicos que hablan con su padre... 


Este cuento me lo regalo como madre. Y es que cada circunstancia es un mundo pero muchas veces nos dejamos llevar por la rutina, las obligaciones y parece que dedicar tiempo a los hijos es perderlo, olvidándonos de jugar con ellos, compartir sus miedos y alegrías, su tiempo para ser escuchados y sentirse "importantes" (¿no os habéis fijado en un niño cuando centras toda la atención en él? Se hinchan como pavos y les cuesta hasta terminar las frases de la emoción).

Nuestra sociedad está montada de tal modo que las responsabilidades, el trabajo y la casa nos absorbe, dejando poco tiempo para compartir con los hijos. También existen esos padres que parecen no querer llegar nunca a casa para encontrarlos ya dormiditos o a punto y tener su momento de tranquilidad....

Es importante que todos los días los papás se propongan hacer un huequito en sus agendas para sus hijos, ya que si no lo hacen los hijos sufrirán por ello. En ocasiones, se hace complicado darle a los hijos esa calidad de tiempo, ya que ¿quién tienes ganas de jugar con ellos o ponerse hacer tareas después de un día largo de trabajo?, pero sin embargo, hay que hacerlo, ¡ellos os necesitan!

Los niños de padres tan ocupados sufren de carencias de afecto y autoestima. Y crecen sin modelos paternos teniendo tendencia a seguir estereotipos equivocados. Es ahí cuando oímos a padres decir: "pero no entiendo tiene buenas ropas, un buen coche, estudia en un buen colegio, ¡se lo dimos todo!". Siii, todo menos lo más importante.., ¡tiempo!

Pregúntate cuántas conversaciones, aparte de: "No te pelees con tu hermano", "Recoge la habitación", y "Siéntate bien en la mesa", has tenido esta semana con tus hijos. Pasa tiempo con ellos y no los oigas.., ¡escúchalos!

Y hasta aquí mi propósito de hoy, es una pena ver como muchos padres se centran tanto en sus obligaciones que se olvidan de la que corresponde como padres... y de repente ves cuanto han crecido tus hijos.


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