Mmmm ... es curioso con lo que se queda la mente de un niño, ¿verdad? Estos dulces me transportan a esa época y me recuerdan cuando mi padre venía de Oviedo de visitar a su hermano Ángel y hacía una paradina en Salas para comprar los famosos Carajitos del profesor.(Son marca registrada, aquí os muestro su página web http://www.carajitosdelprofesor.com/) Recuerdo como cuando llegaba a casa los cogíamos mis hermanos y yo y hacíamos tiempo con ellos en la boca porque poco duraban... duros por fuera y blandinos por dentro y que delicia!
Estos famosos dulces asturianos, son muy sencillos de preparar, solo contienen tres ingredientes y son reflejo de la tradición y sabor más arraigado en Asturias, donde en la repostería se usa en muchos postres la avellana y la nuez. Lo mejor de todo, que, aunque no tenemos la receta original de la confitería, se puede conseguir algo muy similar fácilmente, aunque el toque que ellos le dan... es secreto de autor. Os detallo a continuación como prepararlos:
Ingredientes
250 g de avellanas
100 g de azúcar
2 claras de huevo
Las protagonistas de este post de hoy son las avellanas, que habíamos recogido, con permiso de los dueños, este verano en Nava, Asturias. Queríamos aprovecharlas y nos encantó la idea de preparar carajitos en casa. Durante el verano las dejamos unos días al sol para que curasen, pues las vareamos del árbol pero alguna estaba un poco verde.
Lo primero que tenemos que hacer es tostar las avellanas. También te puedes saltar este paso y comprarlas tostadas y peladas, ahora las hay en casi cualquier sitio. ¿Como tostamos las avellanas? Pues precalentamos el horno a 170ºC unos 10 minutos y luego esparcimos las avellanas por la bandeja. Las introducimos en el horno durante 14-15 minutos pero revisad de cuando en cuando para que no se quemen, depende un poco del horno que tengáis será más o menos tiempo. A los 7 minutos las removemos para que se hagan por el otro lado. Luego las dejamos enfriar y las pelamos.
Comenzamos la receta de los carajitos poniendo las avellanas en una picadora y triturándolas para que queden algunos trozos un poco más grandes.
A continuación, las echamos en un bol junto con el azúcar y los mezclamos.
Preparamos ahora las claras, vertiéndolas en un bol y vamos añadiéndolas poco a poco sobre la mezcla de avellana y azúcar. Se trata de ir dandole una consistencia húmeda y manejable, que no se pegue a las manos, que resbale.
Esta es la parte más importante si queremos darle la forma más similar a los originales. Si nos excedemos con la proporción de claras, el sabor no se perjudica en absoluto, saben exactamente igual pero os pasará como a mí que en lugar de parecerse a los almendrados os saldrá una finísima capa de carajito... deliciosa en cualquier forma.
Cuando ya hemos preparado la masa, nos ayudamos con una cuchara para ir colocando montoncitos en una bandeja sobre la cual hayamos puesto papel vegetal y los metemos en el horno a 180º durante 20 minutos (precalentando previamente). Vigilamos la cocción por si acaso y cuando veamos (y olamos), sacamos, dejamos enfriar y ... ¡a disfrutar!
Por lo visto estos dulces reciben su nombre de la siguiente anécdota: el dueño del café, que era entre otras cosas funerario, corresponsal de prensa y profesor de música, entretenía las largas tardes de invierno con su música y todos le llamaban el Profesor. Pues bien, una vez finalizada la Primera Guerra Mundial, la casa del profesor elaboraba unas pastas de avellana con las que deleitaba a su clientela, entre la cual se encontraban los indianos que retornaban de las américas, uno de los cuales le dijo un día... "dame un carajo de esos" y desde entonces esas pastas pasaron a denominarse Carajitos del profesor.
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