sábado, 24 de mayo de 2014

La paradoja de nuestro tiempo

Hoy os traigo un texto del cual desconozco el autor pero que está plenamente de actualidad. Porque es cierto que hoy día disponemos de muchas comodidades que no poseían nuestros antepasados, pero cada día vivimos menos, disfrutamos menos de nuestro tiempo. Estamos atados a trabajos, consumismo, etc y se nos olvida disfrutar con pequeñas cosas de la vida, que son las más grandes. 

A menudo nos ofuscamos con las cosas complicadas, ya sea persiguiendo metas nobles o obsesionándonos por conseguir algo que pensamos que nos hará felices. Pero la felicidad está mucho más cerca de lo que pensamos. Incluso cuando muchas cosas de nuestra vida andan mal, podemos encontrar felicidad si en vez de contemplar lo malo contemplamos lo bueno, por más simple que pueda llegar a ser.

Hay miles de cosas hermosas y buenas frente a nosotros todos los días, pero estamos tan concentrados y preocupados por las cosas malas que todo lo demás se vuelve invisible; solo percibimos lo negativo y esa sombra se vuelve nuestro mundo.

Basta con hacer foco al presente para descubrir toda esa riqueza de la cual nos olvidamos. Estas son algunas de las cuales me hacen feliz:

Trabajar con mis plantas
Pasear por un jardín
Una ruta en la montaña
Pasear al lado del mar
Disfrutar una comida
Reirme con amigos
Reirme solo
Contemplar un atardecer
Sentir las gotas de la lluvia en mi cara
Pisar hojas secas
El olor a tierra mojada cuando llueve
Estar bien abrigada cuando hace frío
La comodidad de la cama después de un día agotador
Escuchar el canto de los pájaros
Escuchar música 
El murmullo de los árboles con el viento
Los aromas
Pasear bajo el sol del invierno
Pisar la hierba descalza
El olor del aire de la noche
El aroma de las tostadas
El aire de la mañana
El abrazo de mi marido para dormir
La sonrisa de mi hija cuando la recojo de la guardería


Os propongo dejar de obsesionaros por las cosas del futuro, ocúpate pero no te preocupes, no dejes que se convierta en tu mundo. No tiene sentido deprimirse. Os propongo mirar todas las riquezas que os rodean ahora mismo, saborearlas y disfrutar de la paz de espíritu que os pueden proporcionar.

El texto del que os hablaba, es el siguiente. Espero os guste.


La paradoja de nuestro tiempo es que tenemos edificios más altos y temperamentos más reducidos, carreteras más anchas y puntos de vista más estrechos.

Gastamos más pero tenemos menos; compramos más pero disfrutamos menos. Tenemos casas más grandes y familias más chicas, mayores comodidades y menos tiempo.

Tenemos más grados académicos pero menos sentido común, mayor conocimiento pero menos capacidad de juicio, más expertos pero más problemas, mejor medicina pero menos bienestar general.

Bebemos demasiado, fumamos demasiado, despilfarramos demasiado, reímos muy poco, manejamos muy rápido, nos enojamos demasiado, nos desvelamos demasiado, amanecemos cansados, leemos muy poco, vemos demasiada televisión y oramos muy rara vez.

Hemos multiplicado nuestras posesiones pero reducido nuestros valores. Hablamos demasiado, amamos demasiado poco y odiamos muy frecuentemente.

Hemos aprendido a ganarnos la vida, pero no a vivir.

Como dice alguna canción, hemos añadido años a nuestras vidas, no vida a nuestros años.

Hemos logrado ir y volver de la Luna, pero se nos dificulta cruzar la calle para conocer a un nuevo vecino.

Conquistamos el espacio exterior, pero no el interior.

Hemos hecho grandes cosas, pero no por ello mejores.

Hemos limpiado el aire, pero contaminamos nuestra alma. Conquistamos el átomo, pero no nuestros prejuicios.

Escribimos más pero aprendemos menos.

Planeamos más pero logramos menos.

Hemos aprendido a apresurarnos, pero no a esperar.

Producimos computadoras que pueden procesar mayor información y difundirla, pero nos comunicamos cada vez menos y menos.

Estos son tiempos de comidas rápidas y digestión lenta, de hombres de gran talla y cortedad de carácter, de enormes ganancias económicas y relaciones humanas superficiales.

Hoy en día hay dos ingresos en las familias que aún tienen trabajo, pero más divorcios; casas más lujosas para quienes pueden solventarlas, pero hogares rotos.

Son tiempos de viajes rápidos, pañales desechables, moral descartable, "encuentros de amor" de una noche, cuerpos obesos, y píldoras que hacen todo, desde alegrar y apaciguar, hasta matar...

Son tiempos en que hay mucho en el escaparate y muy poco en la trastienda.

Tiempos en que la tecnología puede hacerte llegar esta carta, y en que tú puedas elegir compartir estas reflexiones o simplemente borrarlas.

Acuérdate de pasar algún tiempo con tus seres queridos, porque ellos no estarán aquí siempre.

Acuérdate de ser amable con quien ahora te admira, porque esa personita crecerá muy pronto y se alejará de ti.

Acuérdate de abrazar a quien tienes cerca, porque ese es el único tesoro que puedes dar con el corazón, sin que te cueste ni un centavo.

Acuérdate de decir "te amo" a tu pareja y a tus seres queridos,. pero sobre todo, dilo sinceramente.

Un beso y un abrazo pueden reparar una herida cuando se dan con toda el alma.

Acuérdate de tomarte de la mano con tu ser querido y atesorar ese momento, porque un día esa persona ya no estará contigo.

Date tiempo para amar y para conversar, y comparte tus más preciadas ideas.

Y siempre recuerda:

La vida no se mide por el número de veces que tomamos aliento,
sino por los extraordinarios momentos que nos lo quitan.


El artículo anterior está claramente inspirado en el poema de El Dalai Lama que también encontré por ahí ...

La paradoja de nuestro tiempo
Tenemos casas más grandes pero familias más pequeñas;
Más comodidades, pero menos tiempo;
Tenemos más títulos, pero menos sentido;
Más conocimiento, pero menos juicio;
Más expertos, pero más problemas;
Más medicinas, pero menos de salubridad;
Hemos estado todo el camino a la luna y de regreso,
pero tenemos problemas para cruzar la calle para conocer al nuevo vecino.
Construimos más computadoras para tener más información para
producir más copias que nunca, pero tenemos menos comunicación.
Nos hemos convertido en mucho la cantidad,
pero poca calidad.
Estos son tiempos de comidas rápidas, pero la digestión lenta;
Hombre alto pero el carácter de corto;
Beneficios elevados pero relaciones superficiales.
Es un momento en que hay mucho en la ventana,
pero no hay nada en la habitación.



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