¿Qué puedo decir hoy, después de casi 19 meses de lactancia? Según unas mamás,
esto tendría que llevarme al éxtasis, según otras, es un peso insufrible y
lleno de dolor. Pues bien, ni lo uno, ni lo otro. No me siento más madre por
darle el pecho. Dar el pecho es una opción. Cada uno hace lo que quiere o puede
para darle lo mejor a sus hijos, pero también creo que, a veces (no siempre),
muchas madres están poco informadas y se dejan llevar. En todo caso, la decisión
de amamantar a tu bebé o hacerlo mediante biberón el algo muy personal.
Solamente
me gustaría recordar los beneficios que puede tener para tu bebé (los indico en un apartado), aparte del
evidente menor coste económico y numerosos beneficios para la mamá (recuperación
más rápida del parto, menos hemorragias, menor riesgo de depresión, así como a
largo plazo menor riesgo de cáncer de ovarios y mama. Aparte tardas más tiempo
en menstruar, ¡imagínate siete meses extra!).
En
mi caso lo que siento es una profunda satisfacción cuando veo a mi pequeña como
come, con que ganas, la tranquilidad y confianza que le proporciona.
Como
con muchas cosas en la vida, hasta que uno no lo vive en primera persona, no
sabe lo que es por mucho que se lo cuenten. A veces parece que las que
conseguimos una lactancia materna satisfactoria hasta los seis meses primero, luego
el año y por último hasta donde se quiera, es porque todo ha venido rodado, sin
ningún problema, molestia o esfuerzo. Esto es un falso mito.
Mi experiencia personal
Si
estás pasando por esta situación, ten paciencia y confía en ti y en tu bebé. Si
quieres dar el pecho, lo puedes conseguir a pesar de los problemas. Busca
información y ayuda en un grupo de apoyo a la lactancia que haya en tu ciudad.
Yo no soy mejor que tú y a pesar de las dificultades, lo logré. Tú también
puedes hacerlo.
Si
yo personalmente lo he conseguido fue a base de mucho, mucho tesón, y también
mis buenos lagrimones, para qué negarlo. Hoy sé que si hubiera acudido a un
grupo de lactancia todo hubiera sido más fácil, pero yo también tenía la idea
de que aquello era lo normal, y que los grupos de lactancia eran sólo
para cuando había problemas gordos.
¿Si
es fácil? Existen casos en los que sí, que recién nacidos los cogen y se
enganchan a la primera y ya está todo hecho, pero no siempre es así. A pesar de
que nos parezca algo tan natural, algunos no se enganchan bien, le cogen manía
a uno de los pechos, no tienen poder de succión suficiente o tienen una mala
postura... lo que degenera en ocasiones en obstrucciones, grietas, dolores...
que estresan y preocupan a la nueva mamá que piensa que será incapaz de
hacerlo. En este momento (aproximadamente entre la semana y los 15 días) se
produce un importante punto de inflexión, en el que decide continuar o dejarlo.
Lactancia materna en prematuros
En
mi caso, tenía una dificultad añadida, ya que mi hija fue un bebé prematuro de
34 semanas y 5 días de gestación, con lo que tuvo que estar hospitalizada en
Neonatología durante sus primeros 8 días de vida para ganar peso y hacerle un
seguimiento. El tiempo en el hospital hacía más difícil el establecimiento de
la lactancia, dado que una de las cosas
que favorece la subida de la leche es el contacto piel con piel con el bebé y
en neonatos tienes unos horarios. Además, para más inri, mi bebé había nacido
con exceso de hematocrito y el primer día no me dejaron darle de comer, tenía
que aumentar la cantidad de líquidos en sangre.
Como
quizás sabréis los recién nacidos
prematuros de entre 34 a 37 semanas de gestación (casi a término) suelen tener
tendencia a padecer hipotermia y presentar dificultades para ser amamantados
por varios motivos: presentan dificultades para agarrarse al pecho, abren poco
la boca, succionan con poca fuerza o les cuesta coordinar la succión con la
deglución.
En
el hospital nos animaron en todo momento para que lo intentásemos y nos
asesoraban para corregir posturas, para intentan “aficionarle” al pecho con
pequeñas sondas con leche pegadas al pezón (relactadores), pequeñas golosinas
de leche en jeringuilla para engañarla y con paciencia, que fuese poco a poco
succionando lo que podía de mi pecho, con pausas y tomando el calostro de su
madre (primera leche de la madre, que se genera hasta aproximadamente los 5
días, de mayor viscosidad y color amarillento), que siempre, pero más en
prematuros tiene una importancia vital pues para reforzar su inmunidad,
protegerle sobre alergias e infecciones, regular la glucosa, facilitar la
digestión y maduración de su aparato digestivo…
Amamantamiento con relactador |
El
calostro prematuro tiene mayor concentración de IgA, lisozima y lactoferrina.
También la concentración de macrófagos, linfocitos y neutrófilos es mayor. El
calostro protege más a los prematuros. Según estudios de: Berbann J. Periera G,
Peckham .G.1982. Increased oxigenatino with nom-nutritive. Sucking During
Tras
darle de comer, las mamás acudíamos al lactario para extraernos leche que poder
dejar al bebé (íbamos cada 3 horas para darle de comer pero no de noche) en los
momentos que no estuviésemos y favorecer así la producción.
Probamos
mil y una posturas, porque dependiendo de la toma se agarraba o no había manera
(lo que generaba, con las hormonas a flor de piel, llantinas en la sala de neonatos
de la mamá de turno): la coloqué en posición de cuna, de balón de rugby,
sentada sobre mi regazo... De todas las posturas posibles que me permitía el
estar sentada en una silla (si hubiera estado sentada en una cama, seguro que
habría probado muchas posturas más).Para intentar solucionar el problema de
agarre (uno de los pechos no lo cogía nada bien), una enfermera nos recomendó
que utilizásemos unas pezoneras muy ligeras de silicona que vendían en la
farmacia. Empecé a usarlas y parecía que habíamos encontrado la salvación
porque la niña mamaba mejor.
Postura de pelota de rugby |
Lactancia a demanda
Pero
al salir del hospital… todo cambió. Toda esa rutina de horas que llevabas en el
hospital, se acabó. A pesar de que intenté mantenerla, al final desistí, porque
uno, veía que la niña estaba mejor si no forzaba esos horarios y dos, recordé
que la lactancia materna es a demanda. Porque, cuando te dicen que se le dé a
demanda la teta al niño, es a demanda, cuando quiera, ellos no conocen de horas
ni de prisas ni de que tengas que limpiar el baño o poner la lavadora, comer,
ducharte... Supone que durante un tiempo estés prácticamente cada dos horas o
menos con la teta fuera, atada a tu bebé. ¿Estresa? Puede, pero que queréis que
os diga, son dos o tres meses que son determinantes en la vida de tu bebé y
creo que no es tanto el esfuerzo para lo beneficioso que le puede resultar y luego
ya empieza a espaciar tomas. Os recomiendo el libro Un regalo para toda la vida
del doctor González, guía de lactancia materna. La disponibilidad a la que nos
somete es total, de día y de noche, cuanto estamos sanas y cuando estamos
enfermas. Pero lo que está claro es que un recién nacido no busca el pecho de
su madre solo como alimento y para conseguir una lactancia materna exitosa hay
que estar dispuesta a pasarse sobre todo al principio (y hablo de meses) con el
pecho disponible para nuestros pequeños las 24 horas. Esto, si no se está
preparada, si pensamos que la alimentación de los bebes es similar a la
nuestra, que comen cada varias horas nos hará sentir confusas y exhaustas y
dará lugar al fin de la lactancia. Porque la lactancia
materna es un alimento diferente a la leche de fórmula. La lactancia materna
cambia su composición en función de las necesidades del bebé por eso es tan
difícil copiar su formulación y por eso las pautas de alimentación del pecho y
el biberón son distintas.
Postura de cuna |
Tomas muy frecuentes
Quizás
porque mi hija no se enganchaba bien o quizás porque siempre ha sido una niña
muy demandante de afecto y de alimento o por otros motivos, las tomas eran muy
frecuentes, demasiado frecuentes. Esto impedía hacer una vida normal, salir a
la calle o simplemente descansar y asearte.
Había
días que me sentaba en el sofá de mi casa por la mañana y apenas me levantaba.
Llegaba la noche y yo seguía allí sin cambiar de postura... Aun así, seguía
empeñada en dar el pecho a mi hija. Y ahora me alegro y me siento orgullosa de
haberlo superado.
Dolores de espalda
Las
muchas horas que pasaba amamantando a mi hija y la tensión por no cambiar la postura con la que conseguía que en ese momento lo hiciera, me
fue generando un terrible dolor en la zona lumbar y dorsal que cuando me
levantaba me impedía caminar recta durante un rato. Y así cada vez que daba el
pecho, que eran muchas horas al día durante los primeros meses. (Con ella encima, sólo podía con una de las manos leer o consultar foros sobre la lactancia en el móvil... nada más útil que la experiencia de otras personas.)
Uso de pezoneras
Con
respecto a las pezoneras, aunque eran una ayuda para que se enganchase, había leído
que con ellas era difícil mantener la lactancia mucho tiempo, ya que la succión
no es tan potente y hacía lo posible por quitármelas y que se enganchase, pero
no había manera. Además, la lactancia empezó a ser peor porque cada vez que
mamaba (que eran muchas, muchas veces al día) me las tenía que poner, lavarlas
al terminar, guardarlas secas y claro, eso para salir fuera era un tormento. No
es lo mismo que levantarte el jersey, camiseta y poner la niña al pecho. El día
que se te olvidaban en casa, como no se había acostumbrado a mamar sin ellas
era como si no tuvieras nada…
Esto
me agobiaba muchísimo, pero poco a poco, poco a poco, fuimos probando a que
mamase con pezoneras y un ratín sin ellas y al final, lo conseguimos, ya lo
hacía completamente sola. Yo creo que las usé hasta el mes o mes y medio.
Obstrucciones y grietas
Otros
problemas que surgen con la lactancia son las obstrucciones y las grietas. Las
obstrucciones sólo se solucionan poniendo el niño al pecho todas las veces que
nos sea posible o en el caso de que no tenga una succión muy buena, intentando
manualmente hacer una extracción para ayudarla junto con el niño al pecho. En
cualquier caso, si notas el pecho duro, tienes temperatura y no te encuentras
bien, acude a tu médico porque puede derivar en una mastitis. Allí te podrán
asesorar con una matrona acerca de tu postura al amamantar a tu hijo.
Parece que cada vez lo pongo peor, pero sí, las grietas duelen y mucho. Es un dolor punzante, que sólo dura unos cuantos segundos desde que el bebé se
mete el pezón en la boca y comienza a succionar. Pasados esos 5 segundos ya
deja de doler, pero son 5 segundos que se hacen eternos. Cuando no estas dando el pecho, solo es una pequeña molestia. Por otro lado, la mejor manera de curarlas es con purelan (compuesto de lanolina) o con tu propia leche, extraer un poco y untar el pezón con la misma. Yo no soy
una experta en lactancia materna, pero tengo la teoría de que dar el pecho duele, al menos al principio. Tu pecho no
está acostumbrado a ser succionado, tu bebé no está acostumbrado a succionar y
es necesario un proceso de adaptación. Ese periodo es clave y es duro, muy duro. Pero, si consigues aguantar, os aseguro que realmente
vale la pena. Supongo que cada persona es un mundo y algunas tardarán menos en
dejar de sentir dolor que otras.
No
sé si es casualidad o no, pero dado que fue prematura, los tres primeros meses,
al tener menos defensas tenía mayores posibilidades de contraer catarros,
virus. Paso esos tres primeros meses sin problema alguno. También otras madres
me habían comentado que con las vacunas era probable que les subiese la fiebre
y cayesen enfermos, pues la verdad, puedo decir que lo único que noté fue que
en las que le pusieron a los dos meses se quedaba más dormida de lo normal
(nunca se ha caracterizado por dormir mucho por el día) lo que se traduce en
que se durmió una hora antes de la cuenta. Por lo demás, hasta ahora puedo
decir, y toco madera, que sólo ha tenido fiebre un par de días pero sólo se me ha puesto enferma 1 día (un virus
estomacal) y los típicos mocos y toses derivados de la guardería.
Podéis conseguirlo
A
mi modo de ver, si estáis decididas a dar el pecho, no os agobies por las
dificultades iniciales, no escuchéis lo de que no tenéis leche suficiente y, si
en algún momento estáis cansada y hay que dar un biberón de noche, pues
dárselo, el bebé necesita que su madre descanse para dedicarse a él al 100% y
con buen humor. Fijaros como sería que yo me ponía un hito de 1 mes de
lactancia como éxito, no sabía si íbamos a poder llegar, pero cada día que
pasaba y conseguíamos avanzar era una motivación. Por otro lado, mi niña tuvo
cólicos y he de decir que una de las pocas maneras de conseguir que se calmase
era estando al pecho, lo cual significaba dejarla dormir sobre mí enganchada hasta
las 2 de la mañana alguna vez… No desesperéis…
Pasados
los dos primeros meses, se estabiliza, se hace mucho más fácil y sobre todo,
empiezas a interactuar más. Con el tiempo verás esa cara de felicidad y
satisfacción al estar en contacto contigo que valdrá por todas las penalidades
anteriores.
Beneficios de la lactancia materna
Como
no sólo quiero basarlo en esto, os recuerdo los beneficios que tiene la
lactancia materna:
Proporciona
los nutrientes necesarios en la proporción y temperatura adecuados. La leche materna
ofrece la combinación ideal de nutrientes para el bebé, incluyendo las
vitaminas, proteínas y grasas que necesita. Además, su composición cambia
conforme crece el bebé, de modo que satisface las necesidades en sus diferentes
etapas de desarrollo.
Se
digiere y asimila con gran facilidad. Esto previene incomodidades en el bebé
relacionadas con su insipiente sistema digestivo, incluyendo diarrea,
estreñimiento y cólico.
Proporciona
anticuerpos de la madre y alarga el periodo de inmunidad natural. La lecha
materna contiene anticuerpos que le ayudan a tu bebé a combatir diferentes
tipos de virus, bacterias e infecciones. Pero aún más importante, debido a que
provienen de la madre, los anticuerpos que se transmiten son específicamente
aquellos que le permiten combatir los peligros a los que el bebé está expuesto
en su medio ambiente. La nutrición en las primeras etapas de la vida del bebé
es determinante en el desarrollo del sistema inmunológico del bebé.
Reduce
la predisposición a enfermedades respiratorias. Los bebés que se alimentan con
lecha materna exclusivamente durante los primeros seis meses de vida tienen
menos infecciones en el oído, enfermedades respiratorias (incluyendo asma), y
molestias digestivas e intestinales.
Previene
las alergias. Los bebés alimentados con leche materna también sufren menos
alergias a alimentos, factores ambientales y en la piel. Según La Liga de la
Leche, la lactancia materna previene las alergias por dos razones: 1/ el bebé
está expuesto a menos alérgenos en los primeros meses de vida, que es la etapa
más susceptible y 2/ la cubierta protectora que ofrece el calostro evita que
potenciales alérgenos penetren el sistema del bebé.
Disminuye
el riesgo de desarrollar obesidad. Como la leche materna contiene la nutrición
exacta que el bebé requiere y la cantidad consumida es autoregulada, tiene
mejores probabilidades de aumentar el peso justo y comer únicamente la cantidad
necesaria.
Los
cambios de sabor, según la alimentación de la madre, preparan al niño para
aceptar mayor variedad de alimentos. La variedad de sabores que recibe el bebé
en la leche materna lo prepara mejor para aceptar los diferentes sabores de la
comida sólida.
Favorece
el correcto desarrollo de la mandíbula, los dientes y el habla. El acto de
succión contribuye al avance de la mandíbula del bebé alcanzando una posición
apropiada alrededor de los 8 meses. Si esta succión se realiza con tetina, los
movimientos que realiza el bebé son más pasivos y los músculos de la mandíbula
no se desarrollan tanto. Es por ello que una correcta succión y deglución son
de vital importancia para el óptimo desarrollo de las estructuras orofaciales y
así prevenir alteraciones del lenguaje.
Crea
un fuerte vínculo entre madre-hijo. Cubriendo necesidades como la proximidad y
seguridad que favorecen la autoestima del niño y la relación con la madre.
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