Mientras soñaba Un espacio para compartir todo aquello que se me pase por la cabeza. Pensamientos, viajes, naturaleza, cocina, moda, música... ¡Anímate a soñar conmigo!

martes, 11 de agosto de 2015

Como el lápiz...

Os traigo hoy un fragmento de un libro de Paulo Coelho, "Como el río que fluye", en el que el autor captura los valores y las cualidades del lápiz con las que todo ser humano podría o debería llegar a poseer.

El niño miraba al abuelo escribir una carta. En un momento dado, le preguntó:

-¿Estás escribiendo una historia que nos pasó a los dos? ¿Es, quizá, una historia sobre mí­?
El abuelo dejó de escribir, sonrió y dijo al nieto:
-Estoy escribiendo sobre ti, es cierto. Sin embargo, más importante que las palabras es el lápiz que estoy usando. Me gustarí­a que tú fueses como él cuando crezcas.
El niño miró el lápiz, intrigado, y no vio nada de especial.
-¡Pero si es igual a todos los lápices que he visto en mi vida!
-Todo depende del modo en que mires las cosas. Hay en él cinco cualidades que, si consigues mantenerlas, harán de ti una persona por siempre en paz con el mundo.
Primera cualidad: puedes hacer grandes cosas, pero no olvides nunca que existe una mano que guí­a tus pasos. A esta mano nosotros la llamamos Dios (que cada uno entienda Dios a su manera, no lo ciñamos a la religión), y Él siempre te conducirá en dirección a su voluntad.
Segunda: de vez en cuando necesito dejar de escribir y usar el sacapuntas. Eso hace que el lápiz sufra un poco, pero al final está más afilado. Por lo tanto, debes ser capaz de soportar algunos dolores, porque te harán mejor persona.
Tercera: el lápiz siempre permite que usemos una goma para borrar aquello que está mal. Entiende que corregir algo que hemos hecho no es necesariamente algo malo, sino algo importante para mantenernos en el camino de la justicia.
Cuarta: lo que realmente importa en el lápiz no es la madera ni su forma exterior, sino el grafito que hay dentro. Por lo tanto, cuida siempre de lo que sucede en tu interior.
Finalmente, la quinta cualidad del lápiz: siempre deja una marca. De la misma manera, has de saber que todo lo que hagas en la vida dejará trazos, e intenta ser consciente de cada acción.


lunes, 3 de agosto de 2015

Casi nada

Un texto que llegó a mí de casualidad y que te invita a reflexionar, auténtico. Fue escrito por la periodista y escritora asturiana Ángeles Caso, ganadora del premio Planeta, en el suplemento dominical de varios periódicos. 
Espero que os haga bajaros en marcha de la rutina de La Tierra y pensar... 
" Será porque tres de mis más queridos amigos se han enfrentado inesperadamente estas Navidades a enfermedades gravísimas. O porque, por suerte para mí, mi compañero es un hombre que no posee nada material pero tiene el corazón y la cabeza más sanos que he conocido y cada día aprendo de él algo valioso. O tal vez porque, a estas alturas de mi existencia, he vivido ya las suficientes horas buenas y horas malas como para empezar a colocar las cosas en su sitio... Será, quizá, porque algún bendito ángel de la sabiduría ha pasado por aquí cerca y ha dejado llegar una bocanada de su aliento hasta mí. El caso es que tengo la sensación -al menos la sensación- de que empiezo a entender un poco de qué va esto llamado vida.
Casi nada de lo que creemos que es importante me lo parece. Ni el éxito, ni el poder, ni el dinero, más allá de lo imprescindible para vivir con dignidad. Paso de las coronas de laureles y de los halagos sucios. Igual que paso del fango de la envidia, de la maledicencia y el juicio ajeno. Aparto a los quejumbrosos y malhumorados, a los egoístas y ambiciosos que aspiran a reposar en tumbas llenas de honores y cuentas bancarias, sobre las que nadie derramará una sola lágrima en la que quepa una partícula minúscula de pena verdadera. Detesto los coches de lujo que ensucian el mundo, los abrigos de pieles arrancadas de un cuerpo tibio y palpitante, las joyas fabricadas sobre las penalidades de hombres esclavos que padecen en las minas de esmeraldas y de oro a cambio de un pedazo de pan.
Rechazo el cinismo de una sociedad que sólo piensa en su propio bienestar y se desentiende del malestar de los otros, a base del cual construye su derroche. Y a los malditos indiferentes que nunca se meten en líos. Señalo con el dedo a los hipócritas que depositan una moneda en las huchas de las misiones pero no comparten la mesa con un inmigrante. A los que te aplauden cuando eres reina y te abandonan cuando te salen pústulas. A los que creen que sólo es importante tener y exhibir en lugar de sentir, pensar y ser.
Y ahora, ahora, en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una mujer amargada, pase lo que pase.
Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí.
Sólo quiero eso.
Casi nada.
O todo."



domingo, 2 de agosto de 2015

Gazpacho andaluz

La receta que traigo hoy es casi un representante nacional y sobre todo en epocas estivales, por ser muy refrescante y económico. Pues bien, he de confesaros que hasta que vine a Madrid allá por el 2005, no había probado esta sopa de tomate. Este tipo de sopas frías no se consumen en el norte. Desde siempre, todo lo que es tan popular lo miro de medio lado(es como los libros, cuando gusta tanto hasta a quien no lee nunca... umm como que no me fío...) pero esta vez... fallé. 

Me confieso una enamorada del gazpacho, el primer verano en la capital casi vivía de él porque con este calor madrileño nada te sienta tan bien como una ensalada o un gazpachito frío... Y si, lo hay de brick y está muy bueno (yo recomiendo el Alvalle, el de Mercadona me gusta menos) pero como el natural...no hay. Le das tu toque, el aceite que tu quieres, el vinagre al punto que te gusta, etc....

Os dejo la receta que preparo en casa y como os podréis imaginar,no es nada nada complicado.

Ingredientes:
100 ml de aceite de oliva virgen extra
30 ml de vinagre
1 kg de tomates maduros
2 dientes de ajo
150 gr de pan
1 pimiento grande
1 cebolla
1 pepino
sal (al gusto )
agua (opcional)

Elaboración:

Lavamos los tomates y los partimos en cuartos, retirando la parte dura. Los ponemos en el vaso de la batidora o en el recipiente donde vayamos a hacer el gazpacho.  
Pelamos el pepino y cortamos los extremos, cortándolo en rodajas pequeñas. Hacemos lo mismo a continuación con la cebolla, previamente pelada,  y el pimiento.

Cortamos el pan en trozos pequeños, añadimos un poco de agua y dejamos reposar unos 10 minutos, para que se vaya ablandando un poco el pan. 

A continuación pelamos el ajo y lo agregamos al resto de las hortalizas. No os olvidéis de quitarle la parte central para evitar que nos repita. 

Por ultimo añadimos el aceite de oliva, el vinagre y la sal. Trituramos todo en la batidora hasta obtener una salsa líquida. Lo mejor sería pasarlo luego por un colador para eliminar los posibles trozos de piel y semillas... como véis no lo tenía a mano. Por otro lado, no tenía vinagre de vino blanco, sino de módena, de ahí el color más oscuro que muestra el gazpacho. 


No me tengáis en cuenta la taza de presentación. Habitualmente tomo el gazpacho en un cuenco azul marino que me parecía que no iba a dar bien en cámara con el gazpacho... luego lo más adecuado me pareció la taza, porque en plato hondo como que quedaba un poco soso... 
¡Animaros a probarlo, no se tarda nada y queda super rico!